Se conocieron nuevos datos del crecimiento de la pobreza, que ya afecta a 11 millones de personas, un tercio de la población. El kirchnerismo sigue negando el dato. Macri y Massa dicen demagógicamente preocuparse, pero donde gobiernan lo hacen para los ricos.

Escribe José Castillo, Pre candidato al Parlasur por la Ciudad de Buenos Aires

Basta caminar las calles de cualquier gran ciudad argentina para comprobar cómo crece la miseria en nuestro país. Igual, no deja de impactar cuando aparecen los números fríos. Según el Barómetro de la Deuda Social de la UCA (la muestra más grande de medición de pobreza en la Argentina, luego de que el Indec dejó de hacerlo) la pobreza creció en 2014 y llega al 28,7% de la población (11 millones de personas). La indigencia también subió y alcanza al 6,4% (dos millones de argentinos). Los datos son terroríficos. Y se calcula tomando una base de ingresos relativamente baja: se considera que una familia tipo necesita 5.717 pesos para comprar la canasta básica total, y así no ser pobre, y 2.735 para la canasta básica de alimentos, y así no ser indigente.

Los datos desagregados dicen que cuatro de cada diez chicos viven en un hogar pobre. Un tercio de los trabajadores están en negro. Entre ellos la pobreza es del 55,7%. Incluso entre los trabajadores en blanco hay un 34,1% que también es pobre. Según esta misma investigación, la pobreza viene creciendo sistemáticamente desde 2011, desde el 24,7% al 28,7% actual. ¿Los motivos? La inflación -que deprime salarios, jubilaciones y planes sociales- y el incremento del desempleo.

Estos valores no son muy disímiles a otras mediciones. Hace un par de meses, los trabajadores de ATE-Indec dieron a conocer un trabajo donde estimaban la pobreza en 25,1%. También tenemos mediciones de la CGT e incluso de la CTA Yasky. Más allá de las oscilaciones, los números van del 25 al 30%. En concreto, en nuestro país existen entre 9 y 11 millones de pobres.

¿Qué dice el kirchnerismo?

El Indec, que desde la intervención de 2007 venía dando números insostenibles, dejó de medir la pobreza en diciembre de 2013. En su último informe, afirmaba que en nuestro país existían sólo un 4,7% de pobres. ¡Y qué se podía comer con 6 pesos por día, por lo tanto todo aquel que ganara más que ese monto, “salía de la pobreza”!

A partir de ese momento las declaraciones de los funcionarios de Cristina fueron desopilantes. El Ministro de Economía Axel Kicillof sostuvo: “el estado no está para contar pobres”. Y agregó que no contaban a los pobres para no “estigmatizarlos”. Lo más vergonzoso fue cuando la propia presidente Cristina Fernández afirmó semanas atrás que la pobreza en la Argentina era de menos del 5%. Y el papelón mayor lo hizo el actual Jefe de Gabinete y pre candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Aníbal Fernández, tratando de redoblar la apuesta de Cristina, al sostener que en nuestro país había “menos pobres que en Alemania”. La conclusión es solo una: el gobierno kirchnerista niega la realidad y esconde la pobreza.

Macri y Massa: ¡hipócritas!

El candidato del PRO dice estar preocupado por el incremento de la pobreza. Pero en la Ciudad de Buenos Aires donde gobierna desde hace ocho años, todas sus políticas fueron sistemáticamente a favor de los ricos (ver nota). Massa, por su parte, cada vez que ve un pobre imagina un delincuente: su “propuesta” es poner camaritas de seguridad para vigilar que no roben. ¿Qué se puede esperar de un intendente que, gobernando un distrito con altísimos bolsones de pobreza, su máxima preocupación es “poner en valor” la zona turística del centro de Tigre y el “exclusivo” complejo Nordelta?

¿Cómo terminar con la pobreza?

El Frente de Izquierda tiene un planteo claro y preciso. Ningún trabajador debe ganar menos que el valor de la canasta familiar ($14.000), ajustable mensualmente por inflación. Y hay que garantizar el 82% a todos los jubilados. Para evitar que siga creciendo el desempleo, se deben prohibir por ley las suspensiones y despidos. Y hay que poner en marcha ya mismo un gran plan de obras públicas, que garantice trabajo genuino para todos, financiado por los fondos que se obtendrán de dejar de pagar la deuda externa. Así terminaremos con el flagelo y la vergüenza de la pobreza. Por eso, te convocamos a votar a Altamira-Giordano el 9 de agosto.

Aumento del mínimo

El gobierno anunció un incremento del salario mínimo de un 28,5%... y en dos cuotas. Así se pasa de los 4.716 pesos actuales a 5.558 en agosto, y a 6060 pesos en enero del año que viene. 
Con esto Cristina quiere mostrar que “redistribuye la riqueza”, utilizando esto como parte de la campaña electoral. Pero se trata de un incremento miserable, totalmente alejado de los valores de la canasta familiar que alcanza los 14.000 pesos. Exigimos que ningún trabajador gane menos que esa cifra. Ese es el único “salario mínimo” que debería existir.

¿Qué hace el PRO en Capital?

Después de la casi derrota del PRO en el balotaje Macri dijo: “Como presidente voy a combatir la pobreza”. ¡Desopilante! El PRO gobierna sistemáticamente para los ricos. Su discriminación del sur “pobre” de la ciudad es una constante. El flagelo de la falta de vivienda viene en crecimiento en una gestión que privilegia la especulación inmobiliaria. Más de 300.000 habitantes viven en las villas de la ciudad y otras 200.000 en hoteles y pensiones. Varios miles de personas lo hacen directamente en la calle, ante la indiferencia macrista, cuya única iniciativa al comienzo de su gobierno fue crear un “grupo especial” (la Ucep) para sacarlos por la fuerza, ya que “afeaban” la ciudad. 
Los 33 hospitales públicos de la ciudad están desbordados, en ruinas ediliciamente, con falta de insumos, y con enfermeras y médicos que no alcanzan a brindar la atención mínima, mientras se siguen cerrando servicios. En la Comuna 8 (Soldati, Lugano y Villa Riachuelo), la que concentra la mayor pobreza de la Capital y donde el 40% de la población no tiene cobertura de salud privada ni de obra social, no existe un solo hospital público. 
El macrismo también ha discriminado sistemáticamente a la escuela pública en beneficio de la privada, haciendo que la Ciudad de Buenos Aires sea el único distrito del país donde la matrícula de esta última supera a la primera. A los problemas edilicios en las escuelas del estado, se suma la falta de vacantes, llegando a la vergüenza de que niños de la Villa 20 recién pudieron empezar las clases a ¡principios de julio!, perdiendo medio año de estudio.
Por si todo esto fuera poco, el PRO hace la vista gorda con la explotación laboral que se realiza en miles de talleres clandestinos de la Ciudad, afectando, una vez más, a la población más vulnerable. En síntesis, Macri tiene un extenso currículum de lo poco y nada que le interesa resolver el flagelo de la pobreza. ¡No hay que votarlo!
J.C.